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VIDEOJUEGOS Y PRENSA: ENTRE EL RECHAZO Y LA ADULACIÓN.

La prensa ha tenido una relación de desprecio-admiración hacia el mundo del videojuego. Cuando empezó a convertirse en un fenómeno de masas en los años 90, los medios generalistas lo veían con miedo: un modo de entretenimiento que nos aislaba del mundo y nos convertía en marginados sociales y parias viviendo en un mundo aislado.


En ese clima surgieron muchísimas revistas de todo tipo, aunque por la competencia muchas de ellos tuvieron que cerrar. Dicha competencia fue clara: un público que solo quería inmediatez y no un análisis profundo marcaba el modo de redactar de las revistas; cuyo público generalmente eran adolescentes.

Ese modo de crítica del videojuego (centrada en la emisión de novedades, críticas superficiales y un nulo interés en lo reflexivo) ha sido además agravado por la sumisión a las grandes compañías: están documentados casos de extorsión directa a páginas especializadas por haber puesto notas mediocres a ciertos juegos “grandes”; como consecuencia, ante la amenaza de pérdida de demos técnicas, acceso a los grandes estudios y boicot a las conferencias, pocas críticas a los “grandes” bajan del 8 (de ahí viene el nombre de los juegos de las grandes compañías, el “triple A” en clasificaciones).


Con la llegada del juego independiente pareció que el paradigma podía cambiar: multitud de revistas virtuales independientes se lanzaron a analizar los juegos desde una perspectiva cultural, tratando de buscar significados más profundos a juegos que empezaban a tratar problemas sociales, personales e incluso filosóficos.


Pero los grandes medios de crítica de videojuegos no se están quedando atrás. Lanzando una campaña similar a la que está haciendo la agonizante prensa del papel (con el mensaje de “los nuevos medios no tienen calidad” o “los blogs están matando al auténtico periodismo”) tratan desesperadamente de mantener su cuota de mercado tanto en papel como online acudiendo a los videos virales para llamar la atención, el sensacionalismo, la “exclusiva” al servicio de las grandes empresas y el marketing más descarado con artículos que en nada se diferencia del publirreportaje.


Tienen recursos y una masa de seguidores tremendamente fiel, por lo que se pueden dedicar tranquilamente a acosar e insultar a los creadores independientes. Aprovechándose de una comunidad de jugadores con muy poca crítica y solo pendiente de las novedades visuales, facilitan que los analistas más críticos sean acosados continuamente por las redes sociales acusados de plagio o simplemente despreciando su modo de ver el videojuego; son legión los “gamers” que se dedican a hundir cualquier crítica innovadora o que despotrican contra un proyecto independiente porque “no lo entiendo y el videojuego solo tendría que entretener”. El insulto con connotaciones sexuales desgraciadamente tampoco es un fenómeno raro en el videojuego contra las mujeres que se dedican a criticar los videojuegos desde otra perspectiva.


Ante unos medios grandes que se ignoran dichos comportamientos (porque solo buscan aumentar el número de usuarios de la web) y que basan su estrategia en la promoción masiva y la superficialidad de la crítica hablando de lo mucho que “innovan” las grandes compañías del sector; la única actuación posible es resistir, tratar que los insultos de las grandes empresas no nos hundan y apoyarnos y colaborar entre quienes contemplamos el videojuego como un arte y no como un instrumento de consumo convertido en una máquina de mejorar gráficos.


No creo que los esclavos de las grandes empresas no que estén por la labor.

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