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REMAKES: UNA VISIÓN CRITICA.

Cuando no hay ganas de crear nuevas ideas, reciclar conceptos antiguos para actualizarlos se convierte en algo común.


No negamos que la inspiración en obras más antiguas sea beneficioso (hay grandes clásicos literarios y cinematográficos que se han inspirado en obras anteriores para crear obras maestras), pero llega un momento en el que la inspiración da paso al plagio más descarado.


Pongamos varios ejemplos: La saga de “Los juegos del hambre”; más que una idea original, es una adaptación del libro (y posterior manga y adaptación cinematográfica) “Battle Royale”. No insinuamos que haya que renunciar a esa influencia, pero habría sido deseable que al menos el público que vio “Los juegos del hambre” hubiera sabido que no era una idea original, sino más bien una extensión más “fantasiosa” de un concepto anterior (aunque tampoco podemos olvidar que “Battle Royale está inspirada en “El señor de las moscas”).

Un caso aún más descarado es el de el western “Los siete magníficos ” (de 1960, aunque acaban de hacer una nueva versión) que es una copia nada original de “Los siete samuráis” de Kurosawa, aunque el mismo concepto ha sido adaptado muchas veces (como es el caso de la película de animación “Bichos”).


Pasemos ahora a adaptaciones “literales”, es decir, nuevas versiones de películas clásicas con el mismo titulo, creadas con la excusa de que eran necesarias para que el público actual pudiera entenderlas; ésta excusa es una de las más estúpidas que se puedan imaginar, y supone tratar al público como si fuera ignorante, dándole material masticado y fácil, eliminando cualquier mensaje “profundo” que la versión clásica pudiera tener.


Un caso ya clásico es el de “Godzilla”, película de 1954, que en sus orígenes tenía un profundo mensaje filosófico y anti-nuclear (de hecho la película termina con la frase “si seguimos haciendo pruebas nucleares, despertaremos a más Godzillas”) ha sido tergiversada en sus numerosas adaptaciones (como la archiconocida versión estadounidense de 1998) despojándola de cualquier mensaje “incómodo”, con un final militar a la altura de Hollywood, llegando a echar a los franceses la responsabilidad de haber creado al monstruo mutante, por culpa de unas pruebas atómicas en Polinesia (aunque tampoco podemos ponernos exquisitos tras las decenas de versiones que hicieron en Japón tras el éxito de la película original, entre las que se incluyen un combate contra King Kong o contra robots gigantes).


¿Hay que cargar sistemáticamente contra todo remake? No. Ciertamente algunas versiones han llegado incluso a superar a la obra original o incluso han creado nuevas tendencias; pensemos por ejemplo en las versiones de Batman de Cristopher Nolan o en “Scarface” de Brian de Palma (que resulta imprescindible ver en versión original sólo para oír a Al Pacino chapurrear en spanglish)


Nuestra opinión es clara: Un remake solamente tiene sentido si aporta nuevas ideas a un concepto conocido o si resulta una mejora respecto a la obra original si ésta ha envejecido mal. Si no se cumple ninguna de éstas dos situaciones, el remake pierde su sentido y se convierte únicamente en una forma de hacer dinero utilizando un nombre conocido para atraer a nostálgicos.

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