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¿POR QUE GANÓ HITLER?

¿POR QUE GANÓ HITLER?


Ésta ha sido una de las preguntas que más se ha preguntado a los historiadores. En teoría la historia se dedica a estudiar el pasado para tratar de comprenderlo y evitar que sus errores se repitan. Aunque mucha gente se lo ha preguntado, no son muy numerosos los estudios que buscan responder a ésta pregunta en detalle; quizá porque muchos tienen miedo de la respuesta, que puede hacerles sentir empatía hacia sus votantes durante la Alemania de los años 30.

Este artículo tratará de explicar los motivos de que tanta gente apoyase a éste hombre, con la esperanza de que, conociéndolos, sus lectores no busquen similares soluciones a los mismos problemas que hubo durante la república alemana.

La sociedad alemana anterior a la república: conservadurismo y “orden”.

Alemania se unificó como estado hace relativamente poco tiempo. Hasta la década de 1870 estuvo dividido en varios estados independientes que al final fueron sometidos a la hegemonía de Prusia. El Estado alemán se creó como una monarquía parlamentaria, aunque con sufragio restringido y un parlamento de carácter consultivo. A pesar de ello, fueron alcanzándose libertades gradualmente, y antes de la primera guerra mundial ya existía un considerable nivel de libertad de prensa y asociación, con el partido socialdemócrata avanzando como principal partido del país.

Al estallar la primera guerra mundial la sociedad alemana se fue militarizando cada vez más, censurando noticias que indicaran que la guerra no marchaba de un modo favorable. Esta censura hizo que gran parte de la sociedad alemana no comprendiera la derrota de 1918 y las duras condiciones del tratado de paz de Versalles.

Las dificultades del nuevo régimen republicano: falta de cultura democrática antisemitismo, crisis económica y doble rasero ante los extremismos.

Cuando la república se impuso como forma de gobierno (esencialmente para cubrir un vacío legal) muy pocos partidos políticos lo apoyaron de forma explícita. Los únicos que se mantuvieron en el tiempo fueron el partido socialdemócrata y el partido del centro (un partido católico que fue derivando gradualmente hacia el autoritarismo). El resto de formaciones políticas eran hostiles o indiferentes a la república.

La república hubiera podido ganarse la confianza de la clase media (que posteriormente fue la que apoyó al nazismo) si no hubiese sido por el “problema” de las indemnizaciones de guerra.


Las pérdidas de Alemania tras la primera guerra mundial fueron calificadas por la extrema derecha como “inaceptables.

Las imposiciones de los aliados hicieron que gran parte de la población se sintiera desconcertada y hostil al nuevo régimen, que “claudicaba” ante el “enemigo”. Mucha gente se preguntó: ¿si no habían sido vencidos militarmente (ya que no se dio ninguna noticia de ello) porqué unas condiciones de paz tan duras? (incluyendo la partición de su territorio en dos, la ocupación de parte de su país por tropas francesas, la pérdida de la marina mercante y la obligación del pago de una numerosa indemnización).

Muchos alemanes creyeron que la derrota solo había sido posible por un acto de traición, una “puñalada por la espalda” de la que se culpó (sin el menor fundamento) a la población judía de Alemania; una población que se encontraba perfectamente integrada a pesar de los intentos de discriminación, con un índice de matrimonios mixtos cercano al 30%.

Estas discriminaciones, a pesar de no ser nuevas en Europa central y oriental (hay asesinatos en masa de judíos durante fines del siglo XIX y principios del XX en el centro y este de Europa; los llamados pogroms) ganaron una intensidad especial al quedar enfocados en sociedades urbanas con cultura de masas.

Muchos grupos minoritarios de la nueva república que se impuso después de la guerra tenían consignas antijudías. Por ejemplo, ninguna asociación de veteranos de guerra admitió a judíos en sus filas (las que lo no lo impedían modificaron sus estatutos para expulsarlos) a pesar de que muchos de ellos habían combatido durante la guerra.

A pesar de ello, dichas ideas solo eran mayoritarias entre la ultraderecha alemana, y tenían más importancia simbólica que real. Durante los años 20 no era infrecuente que hubiese judíos conservadores y tradicionalistas descontentos con la república, que como muchos grupos ultranacionalistas añoraban el pasado “idílico” de los tiempos de Bismarck.

La crisis económica de principios de los años 20 fue consecuencia de dicho rechazo. En lugar de subidas de impuestos para poder hacer frente a la deuda, los gobiernos trataron de mirar para otro lado (no querían perder popularidad) y se dedicaron a imprimir moneda en masa para hacer frente a los costes. Ello hizo que fuera perdiendo su valor y que cada vez se necesitara más cantidad de dinero para pagar, lo que desencadenó en una impresionante espiral de impresión de billetes. Existen numerosos testimonios de ésa época. Según uno de ellos a un hombre que acababa de recibir su salario en una maleta de piel le robaron la maleta pero que dejaron el dinero en el suelo. Existía la costumbre de gastar el dinero cobrado inmediatamente para que no perdiera su valor.

El dinero perdía valor tan rápido que un café podía valer el doble al momento de pagar que al pedirlo, por lo que se extendió la costumbre de negociar el precio de antemano. El valor del papel moneda era tan bajo que se usaba para hacer fuego.


Una imagen icónica de la hiperinflación de 1923: Un hombre empapela su casa con billetes porque es más barato que hacerlo con papel.

A pesar de los terribles efectos que supuso para gran mayoría de la población (pérdida de ahorros bancarios, escasez, obligatoriedad de vivir “al día”, pérdida del poder adquisitivo) algunos sectores de la población se vieron beneficiados. El más obvio fueron mayoristas que se enriquecieron especulando o empresarios que pidieron préstamos para comprar maquinaria sabiendo que no tendrían que devolver el dinero debido a la inflación, pero también se beneficiaron quienes habían pedido una hipoteca, ya que se encontraron con que tenían el piso prácticamente gratis.

Además de los problemas económicos, hubo numerosos intentos de acabar con la república empleando medios violentos; tanto desde la extrema izquierda (que planeaba un sistema similar al de la Unión Soviética) como desde la extrema derecha (que anhelaba la vuelta del régimen imperial bismackiano). Ante tales intentos, la respuesta del gobierno fue desigual: mientras que ante los connatos revolucionarios de extrema izquierda que se dieron en 1918 y 1919 la represión fue muy intensa (con fusilamientos masivos sobre todo durante la represión de la revuelta comunista y anarquista de Baviera de 1919) intentos similares o mucho más peligrosos de extrema derecha apenas se castigaron con penas de prisión muy suaves. Por ejemplo, cuando el partido nazi trató de dar un golpe de estado en 1923 a semejanza de Mussolini, solamente Hitler fue condenado (a pesar de las numerosas pruebas de la implicación de oficiales del ejército y autoridades provinciales) a 5 años de prisión en una celda que podría considerarse de lujo.

La crisis definitiva y la llegada de Hitler al poder.

La crisis económica de 1929 produjo un descenso del nivel de vida para cuyas consecuencias sociales la república no estaba preparada (en 1932 un tercio de los trabajadores alemanes estaba en paro). Con la crisis aumentaron el desempleo y la criminalidad, y los sueldos se redujeron. Así mismo, se dio un proceso de reducción de libertades. Los gobiernos a partir de 1929 (bajo el mando del monárquico Bruning) se consideraban de “concentración”. Los ministros eran en su mayoría conservadores sin el apoyo de la mayoría parlamento, y el gobierno aprobaba leyes cada vez más únicamente por decreto. En 1931 y 1932 numerosos periódicos fueron censurados, sobre todo los de carácter izquierdista. Así mismo, Bruning trató de aprovecharse de la alta tasa de paro para debilitar a los sindicatos y tener vía libre para una hipotética restauración de la monarquía.

Mientras tanto, los nazis estaban haciendo una efectiva campaña combinando fuerzas paramilitares en la calle (con ataques contra comunistas) con propaganda hábilmente dirigida. Criticaban la corrupción, usaban propaganda antisemita solamente cuando era necesaria (en un discurso ante empresarios Hitler no usó la palabra “judío” ni una sola vez). Sus discursos se dirigían sobre todo a la clase media que tenía miedo del comunismo (que organizaba numerosos actos con los parados). En tales discursos, llenos de sentimentalismo, Hitler hacia un llamamiento a los “buenos alemanes” que lo habían perdido todo a manos de los poderosos y los corruptos. Solía repetir la desgracia de la derrota en la guerra mundial, que era necesario volver a tener una Alemania fuerte y unida, “por encima de las diferencias entre partidos”.

El partido Nazi logró unificar a toda la extrema derecha de Alemania, incluidos veteranos de guerra que poco a poco fueron uniéndose a sus fuerzas paramilitares que cobraron más fuerza.

Aún así, en julio de1932, su momento culminante, el partido nazi no logró la mayoría absoluta. A pesar de lograr convertirse en el primer partido de Alemania, solamente obtuvo un tercio de los votos.

A pesar de ello, los conservadores lograron mantenerse con apoyo del segundo partido, los socialdemócratas (que preferían a los conservadores que a los nazis) pero se sentían impotentes dependiendo de ellos. Por lo tanto, trataron de convencer a los nazis que apoyaran un gobierno conservador, pero Hitler se negó; quería la presidencia. Ante la imposibilidad de formar un gobierno, en noviembre se convocaron nuevas elecciones. El resultado fue desastroso para el partido nazi, ya que a pesar de seguir siendo primera fuerza, perdió dos millones de votos.

Tras las elecciones de noviembre de 1932 muchos analistas pensaron que el nazismo estaba acabado; pero las intrigas políticas cambiaron el rumbo de la Historia. Ante la perspectiva de una cercana recuperación de los antiguos partidos de la república, los conservadores ofrecieron la presidencia a Hitler en un gobierno totalmente controlado por ellos, con la esperanza de moderar el partido y utilizarlo para sus fines (muchos de ellos deseaban la restauración del imperio). Sin embargo, ocurrió todo lo contrario. Los nazis sólo lograron dos ministerios además de la presidencia, pero gracias a tener el ministerio del interior, pudieron controlar la situación rápidamente y conquistar el poder absoluto. Lo que vino después todos lo conocemos


Bibliografía:

Sobre todo se aconseja a J.EVANS; Richard. La llegada del Tercer Reich (2003). Además de ello, es muy recomendable el siguiente documental acerca de cómo fue la campaña electoral de los nazis durante 1932 (en color):

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